La palabra Mandala es de origen sánscrito y significa “círculo”, como también “lo que contiene la esencia”, ya que manda significa “esencia”, y la “recipiente”.
El Mandala como símbolo nos permite vivenciar la unidad que somos parte, el orden, la belleza, la armonía y el amor natural de la existencia.
Abordar esta temática de mandalas en el jardín nos permite estimular y potenciar la concentración de los niños, así como también; favorecer la estimulación del hemisferio cerebral derecho donde rige la creatividad y la intuición.
Trabajando con mandalas, acompañaremos a nuestros alumnos en la etapa evolutiva del “egocentrismo” propia y característica de la edad. De esta manera el niño revelará su esencia a través de la experimentación y exploración de sensaciones; sentimientos; afectos; comportamientos; deseos, para poder descubrir lo exterior, el mundo que lo rodea y relacionarse con amor y armonía.
Vivimos en un mundo que corre, en una sociedad acelerada. Si padres y docentes generamos espacios que les permitan a nuestros niños poder detenerse para disfrutar, pensar, concentrar su atención y reflexionar sobre sí y sobre su entorno, lograrán ser seres más felices y centrados. Alcanzarán a conocerse y revelar su propio interior, su “yo” y, paulatinamente podrán descubrir y construir el todo, aquella unidad de la cual forman parte.
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